domingo, 10 de enero de 2016

Lo fabuloso. Lo temeroso. La aceptación.


El año 2015 fue en mi existencia, lo que podría llamarse, un año fabuloso, magnífico, revelador.
Estas líneas pasadas tienen fuerza de verdad pero también quedan algo desvestidas de realidad.
Podría haber empezado este relato con las siguientes palabras:
El año 2015 fue, en lo que respecta a este ser humano, un año temeroso, o siniestro o un año con el que me pude enojar. También estaría desnudo de sentires y verdades en cuanto a lo real.
Veremos… Que mi hijo me haya traído como primer regalo convertirme en padre, es decir, Ser padre, es maravilloso.
También fue superador llegar a la concreción de una meta, en este caso, la graduación.
Laboralmente, luego de más de 13 años, llegar al puesto donde pensarme y verme en sus comienzos era impensado. Eso pasó y fue real. Hubo muchos logros. Conduciendo con errores pero corrigiendo creando e instalando un estilo personal. Contra ello mares y demonios.
Sobre todo lo anterior y más por mayores, encuentro momentos maravillosos que transité y si digo transité  y no transitamos, es porque escribo desde la subjetividad misma, no porque me encontrara solo en esos conclaves de la vida. Decía en esos momentos estuvieron  también los más difíciles, complejos. Decisiones que marcan hacia dentro.
Hubo alguna vez una escritora que dijo “cada quien carga con la cruz que puede soportar”. No sé si es mi forma de ver las cosas, pero que existen varios tipos de cruces, existen.
Creo que lo que se juega en el ser humano, en este ser humano de hoy y occidental, es la no aceptación. La no aceptación de que lo bueno y lo malo son parte de la misma moneda, las dos caras de la misma moneda. De cada única moneda.
Quiero decir, qué es lo malo? Qué es lo bueno? Las cosas son y ocurren y contra ello podemos tomar o tener diferentes actitudes. Aceptar, quejar, enfrentar, pelear, etc… Putear o rezar a los santos por 11 días de neonatología no cambia la ecuación.

Lo esperado.
Ante lo que tendría que ser, está, lo que es. Línea delgada si las hay. Se oscila entre el no hacer por la aceptación del Santo Grial de los borrachos de la esquina o los culos de elefante. Por otro lado, está el hacer por demás, donde hago por mí, mi narciso, mi yo y no en función del otro, ese otro que en realidad está necesitando, tal vez, solo un abrazo o……  mi silencio.
En esto nos lleva ventaja el Yin y el Yang, concepto interesante que habla de los equilibrios de energía, del que interpreto o se interpreta que en todo lo positivo hay algo negativo y que en todo lo negativo hay algo positivo.
La corriente.
Mientras escribía deslice el pensamiento, la acción de las teclas en consecuencia y escribí bueno y malo en vez de positivo y negativo. Vaya diferencia si la hay. Sin entrar en etimologías bueno y malo, siento yo, hablan de valoración mientras que positivo y negativo son descriptivos de una forma.
Resumen (catártico).
En el año más intenso de lo que lleva mi vida, puedo decir que el 2015, es y será un año bisagra. Tal vez sea eso.
Ser padre, trabajar de mi profesión, etc. No es gratis, Hay mil formas de vivirlo, de tomarlo o ser tomado; desde dónde dar pelea, cuándo esperar cuándo no, para encontrarse con las circunstancias.                                                                                                                                        En este largo y sinuoso camino que es la vida, la razón ayuda pero el secreto tal vez podría estar en la conciencia plena de la inconsciencia. Encontrarnos con nuestros demonios, sudarlos y saludarlos. Entender que son tan nuestros cómo únicos, que a la vuelta de la esquina puede estar el porvenir, pero que la red puede estar en la cabeza y nosotros ser un pez, queriendo ser pájaro en un disparo por la libertad.

A Vicente en todos los tropiezos pero también vuelos y corridas que hasta aquí tuve y los que tendré, intentando ser y estar a tu altura…  Con amor, papá.





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