Este texto recién salido del horno o aun dentro, es una especie de reflexión sobre un tema específico: El conocimiento. No está abordado desde el lugar “científico” ¿Cómo es que aprendemos? Como es que desarrollamos nuestro conocimiento? Si no desde mi simple percepción llevada al campo de joven teorizante.
Todo comenzó hace un tiempo leyendo un texto de un Psicólogo español (Pozo) publicado en una revista en la cual hablaba de la enseñanza en los colegios y sobre todo ¿por qué los chicos no aprenden? El eje central del texto se basaba en entender el contexto sociocultural de los alumnos, comprender sus necesidades, lleve el tiempo que lleve, para después transmitir el contenido del programa. Claro, esta nota me llamaba la atención pues en realidad estaba sorprendido de algunos profesores de la universidad que derramaban conocimiento pero, en mi caso, no era seducido a la lectura ni a la participación, era más bien un hastío estar en clase.
Comentando con compañeros de otras universidades, charlando con mi sobrino de la primaria y sus maestros recordando cómo me enseñaron por ej : Las tediosas tablas, observando a la gente en su vida cotidiana sola o con sus hijos, tuve un pensamiento el cual me llevo a…: Uno solo aprende de quien uno habilita; entiéndase habilitar como dar permiso a alguien inconscientemente o no, en un ámbito especifico o en varios. Por eso mientras charlamos con mi querido y Habilitado colega de rutas EL Dr Gregorio Traum sobre una persona conocida en común sentencié “le falta un amor, un amor que lo haga crecer” a lo cual, me miro fijo, pensó y dijo: “Así que la única manera de crecer es el amor? Debo confesar que me dejo dubitativo y me llevo su pregunta como a una encrucijada. (En ese momento no me quedo más opción que hacerme el sota) Y si, que otra cosa respondí.
Por eso inmediatamente mi cabeza comenzó a reformular y es ahí que apareció la palabrita Habilitar, mas tarde leyendo, entendí que en el psicoanálisis se da algo parecido con la transferencia, que es cuando un paciente puede pasar a Diván, en donde el psicoanalista tendrá de alguna manera, más peso en las intervenciones que haga (no quiero ahondar en temas que aun desconozco.) Otro ejemplo yendo a la educación y abordándola desde una perspectiva social sería la de Paulo Freire y podría seguir enumerando gente o formas, pero o casualidad, nos encontraríamos que todos han hecho escuela pero ninguno cuadra con la norma que rige el mundo. De ahí que los profesores puedan saber mucho pero muchos no enseñen nada y de ahí también que uno se encuentre maravillado ante alguien y lo habilité aunque sea un alguien desconocido que por algunas varias razones uno se encontró dócil ante su enseñanza.
Y llegando al final de este pensamiento, que como una cadena está dando continuidad a otro eslabón de cocina. En el amor, Real Love, se habilita al otro a mirarnos, a iluminar esas zonas… Esas que están empolvadas sin registro de huellas de consciencia, donde nadie puede pasar, mucho menos nosotros mismos y donde de alguna manera pedimos una mano de confianza para transitar y poner en duda nuestras mas intimas creencias, que en si no son nada, pero a la vez son lo que nos constituye y nos hace actuar en consecuencia.
Por eso, no creo que sea la única manera de aprender el amor, es cierto, pero es una forma que nos toma por sorpresa y de alguna manera puede pasar que en el intento de amar, de caer bien, de gustar, se produzca, en un tiempo menor que en otros ámbitos, el hecho de poner en duda nuestras creencias, poner el ojo de cambio en uno mismo, querer mover la piedra que se va formando en nuestro ser. Es cierto, por ejemplo que en el arte (mi manera de vivir y sentir el arte) uno se topa ante una obra y esta produce una sensación o no, esa sensación puede ser, positiva o negativa, pero si ha producido una sensación algo movió, entonces, la música, la pintura, la escultura, la danza, el teatro, el cine, la poesía, también nos llevan a un punto de movimiento, en el que replantearse un hecho es un modo de aprendizaje.
Hipols
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