viernes, 1 de febrero de 2013

Maldito domingo


Maldito domingo que delata debilidades y me muestra flaco a la sensibilidad. Maldito domingo que me arrastra al pasado y a los recuerdos inventados que uno crea sólo en domingos. Esos mentirosos recuerdos llenos de luz y días de sol;  Inviernos cálidos y veranos templados. 
La pregunta es ¿si uno sabe que el domingo es un día que cae, como es posible que lo idealice tanto? Será que existen los domingos ascendentes; los domingos llenos, los que no son malditos. Tan pocos que la posibilidad de que no sea un maldito domingo es mas un deseo que un hecho factible, el ser humano no puede dejar de disfrutar lo que no puede conseguir.
 Maldito domingo que sabe que no soy fútbolero. Que sabe que no soy religioso. Porque por lo menos uno puede engañarse con esas cosas el domingo. Si fuera religioso este es un típico domingo: todo es culpas y no merecer; soledad y necesidad de expiación.
Maldito domingo que me muestra sólo, sin piel para tocar ni labios para besar. Lleno de poesía cursi que no encuentra destino. 
Si por lo menos fuera lunes. Si fuera Lunes podría hablar de lo terrible de comenzar la semana, de ir a la oficina. 
Si fuera sábado, pero el sábado esta ya en una suerte de pasado muy lejano y vuelve sólo en esta sensación extraña en el estómago. Mezcla de haber tomado vino y fernet y entender que fue sólo otro sábado de seducción sin posibilidad real de afecto. Sexo si, algo de mal sexo. Un sábado que inexorablemente precipita en este maldito día.
Se puede sobrevivir el domingo pero se lo debe sufrir un poco insultandolo y otro tanto maldiciendolo. 
También es cierto y nadie puede quitarle al domingo que lo carga a uno de posibilidades:  es simple pensar en lo que se va a hacer cuando se siente que no se hace nada; solo dejar pasar el tiempo, solo dejar que nos rodee el día en su dominguitud. Quien se atreve a negar que después del almuerzo uno se transforma en el polvo de los muebles. Ese polvo que reposa sobre las superficies que a la mínima de viento vuelve al aire sin destino esperando reposar en otro lugar.
Maldito domingo, delator, desnudador, creador de locuras y arte. Maldito domingo queda usted denunciado y expuesto. No vuelva más.

G.G

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