jueves, 8 de mayo de 2014

Tres lugares bajo los mismos focos.


Lo que hay después.

Estoy vacío. No es complicado de entender ni de decir. Uno puede imaginarse un vaso sin su contenido o hasta una sensación de lo que cree que es estar vacío. Pero no. Quizá lo más parecido al vacío que siento sea el espacio o si quieren algo más gráfico un vaso sumergido en el océano. Y no, no es que estoy vacío por tristeza por dolor o soledad. Estoy vacío por entrega. Si, cuando uno se entrega queda vacío, es raro porque el ego existe los primeros segundos y lo hace a uno feliz. Uno siente algo especial pero lo verdaderamente especial llega después, el vacío es lo especial. Quizá nos acostumbramos demasiado a los términos y no podemos dejarlos en paz. 
De a poco voy llenandome; voy acomodando las cosas y afilando la razón. 
Les deseo de corazón un buen vacío a todos.


Durante

Soy desnudo y espejo. Veo mis dos yo y me divierto en ellos. Te imagino ahí mirándome sin saber quien soy y a la vez traspasándome en mi totalidad. Si sólo un poco de mi queda es que el truco funciono. Te busco desde las luces que no me dejan verte. Bésame, abrazame, dame un poco más de vida. El escenario es eterno y no juzga. Eso es después y/o antes. Ahora no tengo más que una posibilidad. Fundirme en este éter. Besarte y abrazarte.



Antes de empezar

A veces hablamos tanto del arte y de lo que vale que nos quedamos afuera de su naturaleza. Lo que buscamos los que fuimos traspasados alguna vez por ese halo místico de lo artístico es su repetición y una vuelta a ser plenos. Pero quizá nos convenga recordar que hay veces que la conexión no tiene un porque en el control de todo. 
Les propongo olvidar la mochila que llevamos por ser buenos profesionales o jerárquicos amos del escenario. Le propongo lo único que puedo proponerles juguemos hasta dibujar la sonrisa y nos vemos a la salida.



G.G

No hay comentarios:

Publicar un comentario