Llegaste en el momento que la estrella pasa a su fugacidad.
Llegaste como el perfume de un otro que te atraviesa y
arrasa inaugurando conmoción de
sentidos.
Llegaste decía, aunque llegaste yéndote.
Las palabras intensa y plenitud, ¿acaso son un primer
bosquejo de lo que la razón nunca va a entender y aún así tratará de explicar?
Llegaste en cansancio de noches que han dado vuelta el
reloj.
También en madrugadas con soles, risas y silencios.
Así podría darte ejemplos u metáforas de como llegaste en el
oxímoron para quedarte e irte pero sin partir.
Tal vez la escena se figura en una burbuja, creada por los
labios de una madre que sopla y la infinita ilusión de eso que viaja frágil,
inestable, con la ilusión de niño, deseo de niño... Ilusión si, pero mucho amor, amor, amor
verdadero.
Balanza y diferencia.
Sonreís y sonríe el mundo, efecto
espejo de la tierra iluminada por la luna.
Un niño explica:
“Los orientales son bajitos y tienen los ojos así por vivir
en la parte de abajo del planeta y aparte como es siempre de noche se les
apretan los ojos”
Un árbol dice:
“Soy libre si no me clavan nada”
Razón y lógica en charla de ecuaciones duras:
“Esto de las emociones nos vino a joder la existencia”
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