El plus se tiene en mayor o menor medida, pero también sin
duda, se desarrolla. El problema es ¿Cómo? Si no sabemos qué es, donde está y
peor aun… ¿Existe?
Salimos de los tenistas y nos situamos en el hombre común y
silvestre, no por ello, menos importante ni especial. ¿Cómo ejercitar, estimular,
generar ese plus?
Podríamos indagar sobre la autoestima y sobre esa capacidad
de confiar plenamente en uno, en realidad, más que confiar en uno es tener la plena
convicción en algo, es saber con todo el cuerpo, es, esa sensación que recorre nuestro ser, sobre
todo trota por el pecho pues el hecho en cuestión no nos parece imposible, se
puede y a la vez, ese misticismo parece
darnos las coordenadas del camino por donde buscar.
Los años y la ciencia explicaran el fenómeno, mmm no se, aunque
en realidad, creo que la ciencia no puede estudiar más que nuestra mitad del
cerebro la serial, la otra mitad, la paralela, la que ve y siente el universo,
la energía del ser, la que no ve al individuo, esa mitad, no creo (perdonen mi escepticismo)
que este tipo de ciencia pueda con esta línea de pensamiento, con esta forma de
ver las cosas, por ende, con este tipo de herramientas, ni siquiera creo puedan hacer mella en lo que se
refiere a ello.
Retomando entonces, para sentir y trabajar íntegros, es
decir, con “el plus” tal vez haya que dedicarle más tiempo al ser, a sentir, a
salirnos del yo, a salirnos de esa creencia de que somos inobjetablemente lo
que poseemos, que somos los objetos que deseamos, que somos nuestro cuerpo; somos
digo, mucho más y mucho menos que eso, somos, energía con ansias de generar
movimiento, de buscar en el cosmos y para ello hace falta un cuerpo como medio
y no como fin, hace falta el equilibrio entre nuestros dos cerebros, hace falta
una visión íntegra del ser humano.
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