sábado, 1 de febrero de 2014

Osadía.




Detrás de tu vestido se encuentra toda tu osadía, detrás dije.
En la letra chica todas mis fantasías.
Un júbilo de resistencia parece aflorar en la prepotencia perenne
Como un sol de enero que irrita una caminata.
Más tarde será el después de hora y la significativa palabra buscara escabullirse en tu cabellera.
Como hacen los dedos cardinales de azotea despistados en brújulas de norte.
Un sonido golpea la tierra, el bombo emula al corazón, tal vez el mío, el nuestro.
Por ejemplo…
La endibia suena frágil y sin embargo, su sabor, lejos del silencio se abotona a tu imagen.
Un abrazo puede derretir, descristalizar y hacer sonar los sueños su posibilidad real.
Yo he padecido la celosía vertiginosa de un muro con claveles que dan respiro.
He padecido allí la más alborada felicidad, tu risa, tu vaivén de perfume, tu sexo,

tu singularidad promiscua a veces y tu ángel inmune análogo silbando la entropía perfecta.









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